Extractos de Diario Privado/PARTE I
Rojo oscuro. Y éstas fueron las sencillas circunstancias del descubrimiento: Como siempre, eran pasadas las 9 y llegaba tardísimo al trabajo. Con un café ardiente en un vaso de papel, la mitad meciéndose locamente, la otra mitad escurriendo por mi mano, giré a tiempo y me adentré en la fresca burbuja del elevador.
Y ahí estaba Irene, con su cabello rojo oscuro.
. . .
Ahora he vuelto a casa y sigo hipnotizado por esa llovizna ligera sobre el estudio. Me pregunto si la sangre de Irene también tendrá ese color enloquecido, tan lleno de sabor, dulce semiamargo. Preparo un manojo de pinceles.
. . .
El lienzo se ha llenado como un molde de chocolate caliente.
1 comment:
Qué chingón.
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