Extractos de Diario Privado/PARTE IV
Me topé nuevamente con Irene en el elevador. Su cabello rojo oscuro era una melaza que no permitía despegar los ojos. Una campanita anunció el piso deseado y borró de golpe la fantasía, el letrero en la pared, la anestesia local. Una masa de aire acondicionado devoró el dulce olor del aguarrás y el timbre de treinta teléfonos enredó el hilo de cualquier pensamiento. . . .
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Escribo en el dorso helado de mi mano LA VIDA NO ES UNA INTERRUPCIÓN. Las palabras no surten efecto. La vida continúa, interrumpiendo.
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Dan las 3 de la mañana. Comienza el vértigo del tercer piso. Cada hora, un piso más en este rascacielos. Y cada día, a medianoche, desde el piso 24, me desplomo nuevamente hasta mi sótano vacío. ¿Vacío? Corrijo: casi vacío. Al fondo, bajo una débil luz durazno, está este cuadrado.
1 comment:
Espere a abrir el estuche verde de su caballete plegable y encontrarlo, con gran sorpresa, lleno de sandwiches de pan blanco cuando bien preferiría el integral.
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